Migajas de pan a la oruga

Otra vez esta batalla lenta que alimenta con migajas de pan a la oruga. Este despertar sublime de equívocos y dudas. De amaneceres con tu nombre tatuado en mi frente. De atardeceres pensándote. De anocheceres dibujando tu rostro con la luz de la luna. De besarte sin besos. De que me beses sin sentir tus labios. De imaginarme frente a ti, mientras me devoras con tu mirada.


Otra vez esta batalla lenta que alimenta con migajas de pan a la oruga. Este deseo insatisfecho. De no saberme plena en tus brazos. De no reír juntos. De no caminar a tu lado, tomados de la mano. De no recorrer tu cuerpo con mi cuerpo. De no poder hablarte de mis miedos y escuchar los tuyos. De dormir y no despertar abrazados, al menos por una noche. De no sentir tus latidos, tu respiración...


Otra vez esta batalla lenta que alimenta con migajas de pan a la oruga. Y la oruga sigue hambrienta. No se llena. Quiere llenarse con la fugacidad de un hombre de carne y hueso. Mientras lo espera, continúa alimentándose con migajas de pan.


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