Llueve en mi ciudad

Hace días que no sale el sol. Los días son grises. El cielo opaco aprieta a las nubes. Estas lloran y nace la lluvia.

Hace días que solo llueve. De tanto llover todo está mojado. La ciudad se inunda. Será que no cesará de llover nunca. Quizás un gran diluvio se acerca para desaparecernos. Habrá que inventar una barca al estilo de la Noé.

Habrá que buscar parejas para cada especie. Montarlas en la embarcación y escapar. O solo observar a lo lejos como la ciudad se desvanece con la lluvia y arrasa con todo a su alrededor. Ya ha derrumbado algunas casas. Alguien ha muerto. Una señora de 64 años fue la elegida.

De tanto llover se le vino encima el techo de su propia morada. Pienso en que ella pudo ser mi abuela. En sus ojos cuando el concreto la acechaba inconteniblemente por la fuerza de gravedad. En sus manos cubriéndose el rostro. En sus gritos, en su llanto. En el desmoronamiento de un cuerpo que sucumbe.

Pienso en el breve instante del desplome. Sin tiempo para correr. La pienso encerrada entre paredes, aplastada. Tirada en el suelo. Cubierta entre escombros. Muerta. Sencillamente muerta, a causa de la lluvia. 
 

Yo me quedaré bajo la lluvia. Y con los pies mojados me perderé en las aguas de algún río de mi ciudad. En la barca que naveguen otros.
                  
                  

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