Pasaba por la Unión Nacional de Escritores y
Artistas de Cuba (UNEAC) en Matanzas y leo el anuncio de que iban a proyectar
el filme Memorias del desarrollo. Entro y a los pocos
minutos y para mi sorpresa, llega Miguel Coyula Aquino, director, editor,
guionista y escritor de la película, que ha llevado a la polémica a muchos de
sus seguidores y detractores en Cuba y en el mundo.
Este cineasta cubano se
graduó de dirección en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San
Antonio de los Baños, en el año 1999, y de dirección de televisión, teatro y actuación,
en el Lee Strasberg Theatre Institute de Nueva York, en el 2003. Es miembro de
la UNEAC, de la Asociación Hermanos
Saíz (AHS) y del Movimiento
Nacional de Video en la Isla.
De
pelo largo y barba, mostraba la imagen de un hombre al que no le preocupa su
apariencia. Vestía sencillo y muy informal: un short verde, pulóver blanco
y sandalias de piel.
A
sus 35 años es un joven talentoso que ha roto con los esquemas tradicionales de
hacer cine. Él, en la era de la digitalización, se siente independiente y
capacitado para ejecutar sus proyectos cinematográficos, no necesita de un
equipo integrado de trabajo, con una cámara y una computadora produce sus
propios productos audiovisuales.
Es
el prototipo de cineasta “orquesta” y así lo hizo con Memorias del
desarrollo, tal vez por ello se demoró cinco años en realizarla. Con
este largometraje obtuvo el premio a la mejor película en el Havana Film
Festival de New York, la Mención Honorífica en el Festival Internacional de
Cine Las Américas y la inclusión en la selección oficial del Sundance.
Coyula
da la impresión de ser introvertido, tímido, pero no es así, habla con
confianza y seguridad. Cuando calla parecería que se encuentra en un mundo
alternativo, aunque con su imaginación e inteligencia, quizás esté soñando cómo
se verá su próxima película en la pantalla grande, donde cualquier cosa
podría suceder, porque Coyula sueña a lo grande y sueña distinto.
Luego
de ver el filme, no podía perder la oportunidad de conversar con él y así nace
este dialogo.
-¿Concibió
Memorias del desarrollo como la contraparte de Memorias del subdesarrollo?
En
realidad está basada en la novela de Edmundo Desnoes, que no es el mismo
personaje, pero si tiene similitudes en cuanto a que es un personaje cínico que
no encaja en la sociedad y a mí siempre me han interesado mucho los personajes
que son inadaptados sociales, de alguna forma u de otra.
Yo
conocí a Edmundo Desnoes, quien me enseñó la novela y me interesó porque Memorias
del subdesarrollo me gustaba mucho, sobre todo no solo por el
personaje, sino por la estructura narrativa fragmentada, esa noción de que tú
puedes organizar una película fuera de la narración tradicional de tres actos,
sino que puedes ir construyendo una estructura episódica donde se vaya
acumulando la información que te va dando un retrato del personaje.
Era
una oportunidad para explorar el conflicto de Sergio, no solo como una persona
que no encaja en Cuba, sino en cualquier sociedad del mundo, en este caso en
los Estados Unidos.
-¿Cuáles
fueron las principales limitaciones que tuvo en la realización del filme?
La
película se filmó sin permiso en cinco países, básicamente se hizo sin
presupuesto y quizás, por eso, se demoró tanto la edición porque se terminó
haciendo dirección de arte digitalmente, en el sentido de que muchos elementos
que no estaban en la imagen se añadieron o se quitaron correspondiendo a lo que
haría falta para cada escena.
-¿Fue
un director flexible en cuanto a darle libertad a los actores para modificar el
guión?
Siempre
le doy libertad a los actores para que digan los textos con sus propias
palabras, pues a mi no me interesa que haya esa presión literaria detrás.
-¿Cómo
fue el proceso de selección para escoger a los actores de Memorias del
desarrollo?
La
mayoría eran personas reales, no eran actores profesionales, excepto el caso de
la alumna con quien Sergio tuvo un romance en la universidad y con ella si
hicimos un casting tradicional, pero el resto, la mayoría de los actores, eran
personas que tenían afinidades con los personajes que estaban interpretando.
En
el caso de Sergio, es amigo mío, él se había ido de Santiago de Cuba en 1964, y
estando yo en el Lee Strasberg Theatre Institute de Nueva York por la beca Guggenheim
que me otorgaron, lo convencí y estuvo de acuerdo en ayudarme a sabiendas de
que era un trabajo sin presupuesto. Él es muy inteligente y vive con lo mínimo
y al margen de la sociedad.
-¿Cuánto
hay de ficción y de realidad?
Como
no teníamos permiso, nos robábamos muchos planos documentales donde el
personaje entraba a jugar dentro de un contexto documental y a veces sucedían
cosas inesperadas, o sea la narrativa estaba abierta a cualquier cosa que
podría suceder y en ese sentido imbricarlo en la estructura total.
-¿Cuál
es su valoración del filme, desde su visión de director?
Me
demoré cinco años en realizarlo precisamente porque lo veía a cada rato, a
veces lo dejaba descansar un tiempo y lo veía otra vez hasta que dejaba de
molestarme la película, y cada vez que la ponen en pantalla grande trato de ir
a verla porque me gusta mucho como espectador. Eso fue interesante porque
cuando se estrenó en el Festival de Sundance (2010) que la vi en la
pantalla grande. porque la había visto hasta ese momento en la pantalla de la
computadora, fue que la pude sentir emocionalmente.
-¿Cómo
se las agenció para ser el escritor, guionista, director y editor al unísono?
Siempre
he trabajado así desde mis primeros cortos y no sé si pudiera hacerlo de otra
forma ahora, el tipo de cine que quería hacer, sabía que iba a ser difícil
conseguir financiamiento y se volvió la única herramienta.
Creo
que si uno tiene una visión clara en una de las especialidades, luego se van
aplicando a las otras; es una cuestión de ritmo tanto a nivel de guión, de
composición de imagen y de edición, que si uno lo tiene claro se va hilvanando
en la misma sensibilidad. En esta película, después que tuve la primera versión
del guión, filmaba y después editaba.
-¿Por
qué empleó recurrentemente la técnica del collage y el montaje?
La
película está diseñada como para entrar en la mente de Sergio, quien es un
individuo que de alguna manera trata de reconstruir su memoria personal e histórica. Utiliza toda una serie
de elementos: fotografía histórica, elementos de la sociedad de consumo y de alguna
manera trata de reinterpretarlo con su visión personal al darle estos collages
que de por si dan la estructura de la
película.
-¿En
varios planos secuenciales hace alusión a la pintura El Grito, por qué esa
reiteración?
Porque
es una pintura que me gusta mucho y de alguna manera creo que Sergio genera en
mí un estado de ánimo similar a El Grito, quizás no es una persona que se ponga
a gritar, pero interiormente se siente como lo que genera esa pintura.
-¿Alguna
dificultad con el idioma?
En
la escena del Japón sí necesite traductor porque no hablo japonés, pero el
resto de las escenas si estuvo bien.
-¿Podría
hablarse de un movimiento de cine independiente por parte de jóvenes
realizadores al igual que usted?
No
se podría hablar de un movimiento, porque hay muchas personas haciendo cosas distintas,
por ejemplo está el caso de Carlos Machado, con La piscina, que
es una película que apuesta por el minimalismo, está Juan de los muerto,s
que es una película de género de zombies. Hay muchas vertientes de lo que es el
cine independiente, por lo que no se puede hablar en si de un movimiento como
tal con intereses estéticos y narrativos en común.
Yo
hago cine independiente, trato de hacer el cine que me gustaría ir a ver.
-¿Cuál
es el cine del que más ha recibido influencia?
Realmente
el cine que más me ha marcado es el de los años 60 y 70. Las fuentes estéticas vienen de
muchas partes, pero casi siempre es de un cine del pasado.
-¿En
la película Memorias del desarrollo se evidencia un enlentecimiento del
tiempo a medida que trascurre, por qué ocurre esto?
Es
una película episódica. Desde el personaje de Sergio nos percatamos del proceso
de envejecimiento al paso de los años, lo cual fue provocado por el mismo
tiempo que duró la realización. Sergio empezó con 55 años y terminó la película
con 60, en su físico se notaba el avance de la edad y se ajustaba a la trayectoria
de la vida del personaje en el filme.
-¿Qué
se necesita para hacer un cine pobre, pero con calidad?
Hay
que tener mucha paciencia y dedicarle mucho tiempo. Planificarlo bien desde la
historia. En Memorias del desarrollo estéticamente traté de nunca
repetir ningún cuadro para que el lenguaje cinematográfico fuera
igual que en la literatura, cuando pones un punto y después escribes una
oración distinta con otro significado.
-¿Cuánto
hay de su personalidad en el filme?
Sergio
es un personaje que no encaja, que presenta un conflicto universal, que le
cuesta relacionarse con la sociedad e interconectarse con el mundo.
Me
siento identificado con el personaje de Sergio, a pesar de que son historias
personales distintas, en el sentido de su incapacidad de no confiar en ningún
sistema político, eso fue lo que me conectó con Sergio, esa incapacidad de
comprometerse.
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