Dadá: ¿anti-arte o arte?


A mi mente vienen disímiles interrogantes sobre el significado de Dadá. Busco en el “mata burros” y encuentro la definición: “Movimiento de arte y literatura que tiende a suprimir cualquier relación entre el pensamiento y la expresión. Pero con tal concepto no calmé la chispa de curiosidad  que prendía esa simple palabra.
En mi investigación conocí que los negros Kru llaman Dadá al rabo de la vaca sagrada; que el cubo y la madre en una cierta comarca de Italia reciben el nombre de Dadá; y un caballo de madera, la nodriza, la doble afirmación en ruso y en rumano
también se nombran Dadá, según el poeta y ensayista francés Tristán Tzara, en el Manifiesto Dadaísta.
Mientras más me adentraba en el extraño mundo dadaísta, más se activaban mis neuronas con deseos reveladores de información. Hasta que por fin encontré argumentos suficientes para caracterizar al movimiento dadaísta.
“Toda forma de asco susceptible de convertirse en negación de la familia es Dadá; la protesta a puñetazos de todo el ser entregado a una acción destructiva es Dadá; el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dadá; la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dadá; la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre nosotros los siervos es Dadá; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dadá; abolición de la memoria: Dadá; abolición del futuro: Dadá; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad: Dadá…” , de está forma Tzara termina el manifiesto y quedan abiertas las puertas para profundizar en la historia y el desarrollo de esta manifestación artística.
  El Dadaísmo pertenece al grupo de los ismos que integran a las Vanguardias del siglo XX. Surge en 1916 en un café cantante de  Zurich (Suiza), ciudad que refugiaba a los emigrantes procedentes de toda Europa durante la I Guerra Mundial, y fue fundado por el ensayista Tristan Tzara, el escritor, Hugo Ball y el artista Jean Arp. Al movimiento más tarde se congregaron Marcel Janko, Hans Richter y Richard Huelsenbeck, entre otros.
Al mismo tiempo que se producía en EEUU una revolución contra el arte convencional liderada por Man Ray, Marcel Duchamp y Francis Picabia.
El origen de su nombre es confuso. Algunos historiadores dicen que el día de su creación se reunieron en el cabaret Voltaire un grupo de artistas e intelectuales representantes del expresionismo alemán, el futurismo italiano y el cubismo francés, y al abrir un diccionario al azar, pusieron el dedo donde cayó y la palabra así proporcionada fue dada, con varias acepciones fútiles, entre ellas caballito de madera.
 El Dadaísmo surge con la intención de destruir todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte.
Según Mario Michelle dada es un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético, ya que cuestiona la existencia del arte, la literatura y la poesía, por cuestionar, cuestionan hasta el propio dadaísmo.
Sus fundadores se dedicaron por todos los medios a explotar el absurdo y a burlarse de toda tradición o esquema de la plástica anterior, la que sustituían mediante burlas, ridiculaciones y construcción de objetos destinados a molestar al espectador. Proclaman el anti-arte de protesta, del shock, del escándalo, de la provocación, con la ayuda de medios de expresión irónico-satíricos.
Cabe mencionar el retrato de la Gioconda, provista de grandes bigotes y perilla, de Marcel Duchamp, que es una burla a la creación de Leonardo Da Vinci.
Las consignas dadaístas “Lave sus senos como sus guantes”; “Hay que cortarse la naríz como el pelo”, pueden dar idea de lo irracional que fueron.
El gran inspirador del movimiento fue Marcel Duchamp (1887-1968).El es un auténtico provocador, capaz de mandar a una exposición un urinario, o un secador de botellas. Crea el ready-made, la obra de arte ya hecha, un nuevo lenguaje plástico que incorpora todo tipo de materiales. Figuran como mejores obras: Jugadores de ajedrez, Tu m’, LHOOQ, y Desnudo bajando una escalera nº1 y nº2.
Entre la obra escultórica destaca: La fuente urinario, ¿Porqué no estornudar?, La casada desnudada por sus célibes, El secador de botellas, y Rueda de bicicleta.
    Francis Picabia (1897-1953), pintor más desconcertante de la época, fue uno de los principales exponentes del dadaísmo. Participó en numerosas corrientes y se destaca por sus obras: Los centímetros, Plumas, El ojo cacodilato, Máquinas, Girad veloces.
 También Hans Arp (1887-1966) aporta a la pintura el impulso no premeditado. No posee la agresividad de sus compañeros, pero sí más humor. Está muy cerca de la abstracción y en su obra sobresale: El balcón, Bailarina, La paleta de huevos, y Llamas cantantes.
Otros dadaístas son Raoul Haussmann: Tatlin en su casa, ABCD, Baile dadá; Dix Otto: El tranvía, Calle de Praga, Los jugadores de Skat, Granjeros industriales; Max Ernst: Dos niños amenazados por un ruiseñor; y en escultura Edipo; Hans Richter: Ritmo 21; Paul Citroën: Metrópoli; Carlo Carrá: Manifestación intervencionista, Kart Schiwitters: Colage en azul, y Man Ray. Todos ellos son artistas polifacéticos y tocan varias formas artísticas: pintura, escultura, y poesía.
 Los dadaístas hacen recaer el acento en la obra como fruto de la casualidad fuera de toda regla y de todo esquema artístico preestablecido. Con el fin de expresar el rechazo de todos los valores sociales y estéticos  del momento y todo tipo de codificación.
Ellos tomaban a los objetos de uso cotidiano y los presentaban como objetos artísticos, cítese de Marchel, la Rueda de bicicleta, que no es más que un taburete de cocina con una rueda de bicicleta al revés.
Transformaban una cosa útil en algo fantástico y recurrían con frecuencia a la utilización de métodos artísticos y literarios deliberadamente incomprensibles.
Emplearon para ello nuevas técnicas: el fotomontaje, variante nueva del collage introducida por R. Hausmann, que se realiza a base de imágenes multiplicadas y superpuestas, tomadas de periódicos, revistas y anuncios; y el “merz” o collage dadaísta (desarrollado por K. Schwitters) a base de materiales de desecho de todo tipo y estado.
Para realizar un cuadro eran suficientes algún trozo de papel o tela, etiquetas, prospectos, diarios, maderas, materiales estos que eran aptos para producir una violenta emotividad por su directa relación con una realidad envilecida y desgastada.
El Dadaísmo es en realidad una revolución contra la sociedad que niega hipócritamente al hombre y a los valores espirituales. Representa una negación intelectual violenta, un acto extremo de antidogmatismo, por lo que se vale de cualquier medio para llevar adelante su batalla.
Más que la obra, es el gesto lo que interesa a los dadaístas, gesto que va más allá de los puros canales de expresión artística para manifestarse en la política, en las costumbres, en la misma sociedad, siempre que este gesto sea entendido como provocación contra el sentido común, la moral, la ley y cualquier normativa u ortodoxia.
 De aquí que el escándalo fuera el instrumento preferido para hacer públicas sus acciones.
Esta agrupación va más allá del puro significado o la simple noción de un movimiento artístico para llegar a proponer una forma de vivir, sus integrantes mejor que nadie, tratan de unir estrechamente dos conceptos que andaban separados, arte y vida, y soldar cualquier ruptura que pueda diferenciarlos.
En poesía el dadaísmo abre el campo para la llegada del surrealismo y ayuda a crear un lenguaje poético libre y sin límites. Para entender que es la estética dadá en el mundo de la poesía, nada mejor que seguir los consejos de Tzara para hacer un poema:
Tomad un periódico. Tomad unas tijeras. Elegid en el periódico la longitud que queraís dar a vuestro poema. Recortad el artículo. Recortad con todo cuidado cada palabra de las que forman tal artículo y ponedlas todas en un saquito. Agitad dulcemente. Sacad las palabras unas detrás de otras, colocándolas en el orden en que salgan. Copiadlas concienzudamente. El poema está hecho. Así de enigmáticos suelen ser los dadaístas, cuando de creación se trata.

0 comentarios: