Abstracción



He mirado en tus espaldas la inquietud de aquella niña adulta con ímpetus de volar en el viento. Tus alas parecen cortas para iniciar tan audaz vuelo entre un dejo de nostalgias. La vida avanza contra el tiempo. 


Ilusión de explorar, de amar, de reír, de llorar...de andar el mundo sin restricción, sin tapujos, sin apuros. Vuelves tu mirada al mar sereno, y solo queda aquel horizonte eterno que no marca nada, solo te da nostalgia. El destino se hace eterno. No llega. No arranca. Desespera. Y en tu espalda se vislumbra la nostalgia de una espera que no llega. (Autor: Carlos Mejías)

Gracias a Carlos por estas palabras inspiradas en esta fotografía. Las comparto con ustedes. Espero que les gusten al igual que a mi.

La sal de la Tierra

Todo comenzó en Aimores, una pequeña ciudad de Brasil. Se escuchaba un murmullo de 50 mil personas dentro de un gran agujero. El murmullo del oro en esas almas. Ruidos humanos, mezclados con los toques manuales.

Transportaban sacos que escogían al azar. Subían con ellos a sus espaldas 50 o 60 veces al día. La única forma de descender un plano inclinado era corriendo porque si te parabas, te caías.

Nadie era esclavo de nadie. La esclavitud era ser rico. Y para hacerse rico, se necesitaba encontrar oro. En la mina escogían un saco en el que podría o no haber oro. Ese saco escondía la libertad. Se jugaban la independencia.

Esas fueron algunas de las escenas que fotografió Sebastián Salgado en las minas de oro de Brasil y que forman parte de la historia de la humanidad. Estas imágenes son desgarradoras y muestran una realidad desconocida que de no ser por este viajero inquieto y sensible al sufrimiento ajeno, seguiríamos sin percibirla.

El documental de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, titulado La sal de la Tierra, muestra las pericias de Salgado, quien con gran sensibilidad captaba con su lente las interioridades de la condición humana. Conflictos internacionales, hambruna, migraciones.

Salgado viajaba a los lugares más recónditos de los cinco continentes y convivía con todo tipo de personas, siendo uno más, padeciendo, sufriendo y siguiendo los pasos de la humanidad en continua evolución. La sal de la Tierra cuenta la historia de cómo pasó de ser un fotógrafo social mostrando las más grandes miserias humanas, los más grandes crímenes contra la población, las luchas por poder, dinero y territorio de pueblos y países enteros a realizar lo que Salgado considera su mayor obra "Génesis", la cual es una oda a la naturaleza y a la creación.

Es un audiovisual para salvaguardar porque contiene fotografías de valor y belleza incalculable y nos deja un legado de que todo cuanto el hombre se proponga en la vida lo puede alcanzar.

Estuve, estoy, ¿estaré?


Estuve en la lluvia, en un(os) poema(s), en Borges, en Cortázar, en Pizarnik, en el entierro de un poeta, en una canción, en un pomo de mayonesa, en las palabras, en la escritura, en una película, en el lado oscuro del corazón, en una mañana, en una tarde, en una noche, en una ventana, en un chat, en una llama, en la ducha, en el celular, en el gmail, en una foto, en un blog, en la cachaza del otoño, en SEO, en un dominio .org, en un piano, en un teclado, en una guitarra, en un parque, en una reunión, en un acorde, en una mano, en tres dibujos, en una casa, en un riñón, en un cuarto regado, en un tubito, en una sonrisa, en una lágrima, en un gorrito de navidad, en un tiempo, en un muro, en un perfil, en una vida, en una flor, en una muela, en La Habana, en el malecón, en un baile sexy, en un disparo, en una moringa.


Estoy en una ilusión, en un sueño, en una fantasía, en un hechizo, en un sentimiento, en una añoranza, en una impotencia, en un pensamiento, en una idea, en un recuerdo, en una órbita, en una ausencia, en una incertidumbre, en una sensibilidad, en un miedo, en una nada, en una confusión, en una sensación, en una distorsión, en un vacío, en un misterio, en una duda, en una distancia, en una mirada, en una lejanía, en una emoción, en una curiosidad, en un enigma, en una contemplación, en un ideal, en un valor, en un límite, en un subconsciente, en una sombra, en una energía, en un vicio, en un fantasma,  en un anhelo, en una intermitencia, en una nostalgia, en una penumbra, en una añoranza, en una pupila, en un párpado cerrado.


¿Estaré, estaré,
estaréééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééééé?
¿Tienes la respuesta? Yo no la sé. Pues estoy, sin estar y estaré en todo y a la vez no estaré para
nada.                                                                                                                           

                                                                                                                                           

Lienzo de mujer que espera



Esperanza ha perdido la esperanza. Solo quedan finas hebras esperanzadoras que huelen a encuentros y regresos. Cuarentona o cincuentona, cubana, madre, esposa, pobre. Esperanza Águila del Llano refleja a una sociedad desacralizada, a una generación perdida con sueños apagados por un periodo especial latente.

Esta mujer se va consumiendo en la decadencia. Su vida transcurre en una lucha constante por sobrevivir y aunque el tiempo le ha pasado la cuenta no se detiene en el absurdo que la rodea. Ha padecido hambre, angustias, dolor. Ha renunciado a sus esencias.

La emigración la ha golpeado, la separación de sus seres queridos la ha minimizado a la soledad de una casa vacía. Es un ser humano abandonado, sin propósitos, metas, todo se reduce a la espera de su hombre, su hija, su felicidad opacada.

Aferrada a su hogar, a su tierra permanece estática en una simbiosis de recuerdos figurativos de un pasado que pasó. Y a pesar de sus tormentos y escaseces mantiene sus convicciones y su cubanía.

Es arriesgada, habla sin restricciones con total libertad. Grita a los cuatro vientos sus penurias, sueños y pasiones porque necesita ser escuchada. No teme a los policías. Vive de escribir cartas que nunca serán contestadas, cartas que invocan un presente de carencias y nostalgias.

El actor Jorge Luis Lugo encarna a Perancita, personaje con el cual explota el humor inteligente y llama a la reflexión sobre problemas reales. Desde que aparece en escena, el espectador se sumerge en los avatares y la frustración de la que es presa esta mujer. Ríe y hasta llora con las situaciones verosímiles con las que se siente identificado.

Esta obra no es la simple representación de una mujer, es la estampa de un  país, de un momento histórico que sigue golpeando a muchos, de heridas que aún permanecen abiertas, del desgarramiento de una nación. Es un lienzo descolorido en el que se dibuja en blanco y negro la turbulenta cotidianidad de familias que se han despedido con un adiós eterno.

Máscaras

Todos los hombres llevan máscaras. Máscaras invisibles que se esconden irremediablemente tras un rostro. Máscaras construidas desde dentro para guardar apariencias y que los otros vean lo que queremos que se vea. Máscaras matizadas con hipocresía para semejar a un yo inexistente.

Todo es tan figurativo, tan falso que te pierdes en los interminables tipos de máscaras. Existen máscaras sonrientes cuando las entrañas se encuentran en guerra; máscaras pintadas de dolor para dar el pésame sin sentir o mientras en el interior sopla un vendaval, decir estoy bien. Máscaras hay para cada hombre y circunstancia.

No se tratan de las máscaras de las comedias o tragedias griegas, tampoco las de la serie de cómics de V de Vendetta o la que usaba Jim Carrey en su célebre personaje de superhéroe, conocido como The Mask.

Más bien son máscaras reciclables para la ocasión. La máscara empleada por el miedo a quedar mal o al ridículo es una de las más buscadas. Esta máscara es empleada para encubrir defectos y alcanzar por todos los medios el agrado de los demás. Sin dudas, funciona al inicio, aunque solo es cuestión de tiempo que vaya cayendo. Al final todas las máscaras elegibles desaparecen.

Todos en alguna ocasión la hemos usado, pero no se recomienda. Su función es ocultar una parte de los rostros, una parte de nosotros. Pero ¿qué máscara nos ponemos cuando nos acecha la soledad, cuando somos nosotros mismos y nadie nos observa?

Mejor vivir sin máscaras, sin pretensiones. Dejemos las máscaras para el teatro, la opera o las fiestas de disfraces. El punto de partida es aceptarnos tal cual somos.

Migajas de pan a la oruga

Otra vez esta batalla lenta que alimenta con migajas de pan a la oruga. Este despertar sublime de equívocos y dudas. De amaneceres con tu nombre tatuado en mi frente. De atardeceres pensándote. De anocheceres dibujando tu rostro con la luz de la luna. De besarte sin besos. De que me beses sin sentir tus labios. De imaginarme frente a ti, mientras me devoras con tu mirada.


Otra vez esta batalla lenta que alimenta con migajas de pan a la oruga. Este deseo insatisfecho. De no saberme plena en tus brazos. De no reír juntos. De no caminar a tu lado, tomados de la mano. De no recorrer tu cuerpo con mi cuerpo. De no poder hablarte de mis miedos y escuchar los tuyos. De dormir y no despertar abrazados, al menos por una noche. De no sentir tus latidos, tu respiración...


Otra vez esta batalla lenta que alimenta con migajas de pan a la oruga. Y la oruga sigue hambrienta. No se llena. Quiere llenarse con la fugacidad de un hombre de carne y hueso. Mientras lo espera, continúa alimentándose con migajas de pan.


Dilema del pan y el hambre

Un pan adorna la sopa escaldada. La mesa está servida. El hombre se sienta a la mesa. Frota sus manos sobre el vapor humeante del caldo. Da las gracias a Dios por el alimento. Parte en trozos el pan. Toma uno y lo sumerge en la sopa. Moja el pan en la sopa. Come su pan ensopado. Lo deglute. Agarra una cuchara. Revuelve la sopa. Lleva la cuchara a su boca. Sorbe su sopa.
 

Coloca el plato en la mesa. Camina hacia el cuarto. Descansa un rato. Pasadas las horas, el hombre, con hambre casi fiera, busca con que calmarla. Vuelve a la mesa. Se arrodilla.
 

Con mirada escudriñadora recoge migajas de pan diseminadas por el suelo. Antes desechadas. Las devora lentamente. Se levanta y lame el plato con la punta de su lengua. La lengua recorre y desnuda al plato en una batalla frontal de dominación.
 

El hombre apoya sus codos en la mesa. Observa el plato vacío sobre la mesa. Escucha el cantar ex tragante de su interior, anunciándole que el pan no mató su hambre ¿Qué hacer cuando se acaba el pan y solo queda el hambre? ¿Qué hacer cuando no se tiene un mísero centavo para comprar más pan? -se pregunta el hombre-, con los dedos tejiendo surcos en su cabello.
 

El hombre regresa a su cama desesperado. Fija su mirada hacia el techo y dibuja panes. Panes franceses, integrales, de flauta, de molde, para sándwich, para hamburguesa. Cuenta mil panes. Maldice su hambre. Delira. Cierra sus parpados con el optimismo de un amanecer con olor a pan que sacie su hambre.

La costa

La niña que fue volvió al risco. Buscaba sus pocetas perdidas. Se embadurnaba el rostro con el salitre extraído del mar. Aspiraba ese salado olor, libre de impurezas. Caminaba con imprecisión, con temor a encajarse los dientes de perro.
 

Avanzaba. La gran piedra seguía intacta, aunque sin iguanas bajo su vientre. Esa piedra a la que subía con ayuda de los mayores, ahora la dominaba. Antes era inmensa, ahora empequeñecida a su vista.
 

En el trayecto encontró vida y muerte dibujada en los pedruscos. Las olas amenazaban contra las rocas. La salpicaban cuando, cada vez, estaba más cerca de la orilla. La mar estaba tranquila, dormida. El silencio quebraba los espacios. No había pescadores. A lo lejos, el horizonte  y el sol se abrazaban.
 

Sus pocetas eran agujeros profundos como cráteres rebosantes de agua. La niña llegó. Se vio reflejada en el fondo. Recordó como allí antaño nadaba, jugaba y reía mientras los grandes pescaban. Ahora ella también estaba grande. La piedra, la poceta se habían reducido o la niña había crecido. 

San Diego, un pueblo maravilla (+Fotos)

Río San Juan en San Diego. Pinar del Río. Foto: Lis García.
San Diego, pueblo oculto en la geografía pinareña, lugar al que todos van y regresan. Al que nunca hay problemas para ir ni regresar. Lugar al que fui y quiero regresar. Largas horas de viaje anticiparon mi llegada con la lluvia. La terminal en una esquina. El Hotel Libertad al frente. La biblioteca, al frente del Hotel Libertad. La tienda, creo que la única existente, en la misma cuadra de la biblioteca.

En San Diego todo queda cerca. Se puede conocer en  un breve espacio de tiempo y una placentera caminata. Aunque existe un tractor con un remolque como medio de transporte obrero, dudo que exista una guagua local, por el hecho de que no hace falta.

Es un pueblo olvidado, pero que mantiene los vestigios arquitectónicos de una época de esplendor republicano. Un balneario, restaurado en fecha reciente, acapara la atención de muchos visitantes que acuden para recibir tratamientos medicinales.

El río San Juan de aguas curativas y sulfurosas rebullía y destilaba un olor pestilente. En San Diego, en un sábado ordinario todos trabajaban. Las mujeres atestaban una tabacalera, mientras un grupo de hombres pintaban una pared-mural con publicidad socialista. A un punto de venta de viandas, frutas y hortalizas, se le ponía el techo de tejas recién pintado.

Una señora, se asomaba a la reja de una casa, como para rezar a una virgencita de La Caridad. Un señor caminaba con un palo en los hombros cargando pilas de cartones agrupados. Otro pedía ayuda para transportar su arado y trabajar la tierra. Los niños jugaban en el parque. Todos, sin distinción hacían algo.

En San Diego se respira otro aire. Las personas te miran con otros ojos. A San Diego hay que ir, al menos una vez en la vida. 
Río San Juan. En el fondo, puente de la carretera hacia la Guira.Foto: Lis García.

Tabaquería. Foto: Lis García.

Policlínico Isabel Rubio.Foto: Lis García.

Interior de la boedga. Foto: Lis García.

Fachada de una bodega típica de la época republicana. Foto: Lis García.


Iglesia del pueblo. Foto: Lis García.

Hombres arreglando el techo. Foto: Lis García.

Hombres pintando pared mural. Foto: Lis García.


Calle 29, principal del pueblo. En el medio, el antiguo hotel Saratoga. Foto: Lis García.
 
Hotel Mirador.Foto: Lis García.

Barquet y la poesía de la diáspora post revolucionaria

Conectar las poéticas, las estéticas y los imaginarios populares de ambas orillas a través de un puente literario es el gran desafió que propone el poeta y crítico literario Jesús Barquet para romper con los esquemas de lo que se considera nacional o cubano en materia literaria. Perteneciente a la generación que emigró de Cuba por el puerto del Mariel, en 1980, Barquet no cesa en el empeño de crear un “solo corpus” literario cubano sin importar el lugar desde donde se escriba. Recientemente realizó un conversatorio acerca de la poesía cubana de la diáspora post revolucionaria en la Casa de la Memoria Escénica de Matanzas. 

¿Cómo se podría medir el impacto de la poesía cubana o en sentido general en los Estados Unidos?

La poesía dentro de los géneros literarios es una de las más desventajadas debido a la despopularidad. Las personas no compran mucha poesía, no es un elemento mercadeable. Los mismos escritores famosos, donde les publican sus novelas, si presentan un poemario, tienen que buscar otra editorial. Es un tema que tiene sus peculiaridades en el siglo XXI, quizás en el XIX, tal vez si eran apreciados. La poesía cubana en español tiene su impacto dentro de la comunidad. Las comunidades hispánicas no se comunican como debieran. Y no es fácil encontrar estos puentes entre las comunidades, existen pero no son tan comunes. La poesía cubana tiene su ritmo, la mexicana su ritmo. Dentro de la comunidad hispana en los Estados Unidos, la poesía cubana es una de las más importantes. Yo diría que habría que hablar más de la de habla inglesa para medir si ha tenido algún impacto, creo que no se mide por popularidad.
 

Usted pertenece a la Generación del Mariel, ¿Dentro de la poesía de la diáspora cuáles son las principales líneas que diferencian a la Generación del Mariel con la que llega ahora a los Estados Unidos y se inserta en el movimiento literario del exilio?
Sé que se habla de la Generación del Mariel, yo mismo he usado el término, pero quizás sea mejor hablar del Grupo del Mariel, porque a veces para hablar de generación hay que establecer un concepto y se crea un problema teórico. Hablar de grupo es más fácil. En el Grupo del Mariel, hay autores que empiezan a producir en los 60 en El Puente como es el caso de Reinaldo Arenas y otros autores que comenzamos a producir y publicar a finales de los 70 y 80. Confluyen dos grupos que pudieran ser dos promociones de generaciones o simplemente dos generaciones, por eso prefiero hablar de grupo y no solamente incluir a los que salimos en bote por el puerto, sino a toda una serie de escritores que llegaron al exilio, precisamente uno o dos años antes o después del Mariel, como es el caso de Heberto Padilla.
El Grupo del Mariel fue muy importante en términos literarios. En la narrativa si se evidencian más en ciertos temas de la realidad cubana que en los 60 y 70 no aparecían y si aparecían eran como elementos curados, hablo de la sexualidad, la marginalidad, droga, rock and roll, todos estos personajes que en los 60 existían en Cuba, realmente en la narrativa cubana de esa época no aparece. Y estos son elementos que dañan el corpus generacional. Sin embargo la narrativa del Mariel, de los años 80 es muy interesante porque estos espacios urbanos y estos sujetos del mundo urbano habanero aparecen en la narrativa, en mi opinión por primera vez y son escritos con cierta justicia humana. Se comprenden sus actitudes, simplemente sujetos con derecho a sus opciones de ropa, de pelo, ideológicas y ese registro es interesante. En los años 90 Pedro Juan Gutiérrez y el mismo Leonardo Padura empiezan a introducir estos elementos. Pero los que primeros se sumaron a esta marginalidad fue el Grupo del Mariel, sin un sentido justiciero.
 

¿Cuáles pudieran ser las principales temáticas abordadas por los poetas cubanos exiliados?
Desde los años 60 se hacía una literatura ocultada y publicada en el exterior y esa continuación no se conoce lo suficiente. La poesía de la diáspora no es solo la que se inicia en Cuba y después continúa en Estados Unidos, sino que incluye autores que se han ido y producen fuera de Cuba.
En las décadas de los 60 y 70 existía una poesía política, podría llamarse comprometida. Una línea importante en la poesía de la diáspora es el discurso de la nostalgia, en todo emigrado o exiliado hay nostalgia. Existe un discurso de la nostalgia en dos líneas: crítica y romántica. La Cuba que se nostalgiza en la década de los 80 es la crítica, no se idealiza el objeto nostalgizado. Pero en general a los poetas nos incomoda que nos califiquen como seres nostálgicos.
Otro tema es la reconstrucción de lo cubano. En los 60 y 70 lo afrocubano es una forma de aferrarse a lo cubano. Desde la cultura se trata de encontrar un espacio vacío. También los mitos lo hacen desde una lectura de lo cubano.
En los años 80 surge un grupo que fueron aquellos niños que salieron de Cuba en los 60 y 70, y que tenían 20 y tantos años y comenzaron a  publicar. La obra de los cubanos comienza a salir en los mercados norteamericanos. Estos escritores son bilingües y afloran al mismo tiempo que los de El Mariel llegaban a los Estados Unidos y empezamos a publicar juntos. Lo latino en inglés fue un boom, pero ya también funciona lo latino en español, eso se ha comercializado. En Miami hay como 6 o 7 editoriales, todos los escritores tienen su editorial.
 

¿Cómo tender un puente para que la literatura cubana que se produce desde Cuba y la que se produce desde el exilio sea una sola?
Creo que ya estamos listos por ambos lados para que se pueda hacer ese trabajo de agrupar, primero de conocernos unos y sobre todo dentro de Cuba que se empiece a conocer toda esta producción literaria producida y publicada fuera de Cuba, fundamentalmente  en los Estados Unidos por la mayoría de los cubanos emigrados. A partir del conocimiento de esos textos concretos y no a partir de prejuicios y teorías empezar a elaborar un nuevo canon de la cultura cubana, ajustado a los cánones de la literatura nacional y de la crítica, que muchos criterios se revisen sobre todo a la hora de busca novedades, prioridades, liderazgo en algunos temas. Se revise todo eso a partir del conocimiento de esta producción, que ya existe desde los años 60 y que lamentablemente uno ve que no se conoce dentro de Cuba.
Fuera de Cuba creo que tenemos más acceso a la producción cubana dentro de la Isla. Los que trabajamos en la academia tenemos mucho más acceso porque en las universidades hay mucha información sobre lo que se produce en Cuba, por ejemplo la universidad de Miami, tiene una biblioteca impresionante donde está toda la producción cubana, es muy raro que falte ahí algún libro de dentro y de fuera. Tienen un trabajo muy depurado. Entonces uno si quiere y tiene las posibilidades puede acceder. Lo importante es que en Cuba esa información comience a entrar y a estar a disposición de los críticos y el público para revisar nuestra cultura porque creo que va siendo hora de que toda esa literatura conforme un solo corpus crítico diverso, pero sin exclusiones.
En ese sentido el puente viene bien, y es un puente que ya se está haciendo. Hay editoriales en el extranjero, incluso fundadas por emigrados y exiliados que están publicando a autores que viven en la Isla, sin ninguna intención de emigrar, inclusive hay editoriales dentro de Cuba que están publicando a autores que viven fuera de Cuba. Eso creo que 30 años atrás era impensable.
 

Virgilio López Lemus dice que usted tiene una poesía del desarraigo sin ser un desarraigado, ¿cómo explica eso?
Hay veces que uno tiene una visión medio crítica de lo que uno es, el hecho de que uno se pase todo el tiempo leyendo poesía o haciendo críticas, que uno mismo es nostálgico de las nostalgias de otros y de los desarraigos de otros. Creo que uno mismo tiene conciencia del desarraigo de uno, pero el hecho de que uno tenga constancia y conciencia de su propio desarraigo no quiere decir que no sienta con menos conciencia y corazoncito desarraigo.
También el hecho de que uno tenga esas conciencias y esos desarraigos lo llevan a ver desarraigos en otras realidades que también son tan enriquecedoras como la cubana, pero también hay que pensar que el mundo es vasto, ajeno y riquísimo. Ahora resido dos meses en Brasil y quizás sea más enriquecedor que Cuba.
Si te encierras en el desarraigo, puedes mirarte en el espejo todo el día o entender que ese desarraigo libera tus raíces para que puedan arraigarse voluntariamente a cualquier otra realidad. Esa puede ser la misma norteamericana, que puede ser muy rica en algunos aspectos, la misma brasilera o cualquier otra realidad, la mexicana también. Son realidades que también nos nutren.
 

¿Cómo pervive Agustín Acosta en Miami? En Matanzas fuera del círculo literario no es un poeta conocido para la masa y sin embargo fue el segundo Poeta Nacional de Cuba.
Agustin Acosta hasta los década del 50 era el Poeta Nacional, sobre todo por su libro La zafra. Ese libro es un referente para la poesía cubana y tiene otros poemas. Después sale de Cuba. Yo hice una antología de poesía cubana en el siglo XX para el Fondo de Cultura Económica y tuve que revisar a Agustín Acosta. Quería ver como había sido en el exilio, un poeta que fue Poeta Nacional de Cuba, pero él publicó poco después que se fue de Cuba. Tiene cosas interesantes, muy conversacionales, tiene un poema sobre la provincia, tiene una poesía muy hermosa, y melancólica. Me sorprendió el Acosta que no era el neoclásico, sino con temas más íntimos.
 

Usted ha venido a presentar la Antología de poesía cubana contemporánea, Todo parecía, que toca temas gays y lésbicos. ¿En qué criterios de selección se basó?
Esa antología la realicé junto a Virgilio López Lemus y la dedicamos a Alberto Acosta Pérez. Los temas gays y lésbicos quedan explícitos en el libro. No es una antología de autores gays o lésbicos, la vida personal no importa. No hicimos un prologo muy elaborado. Quisimos que todos los poemas reflejaran la homosexualidad, pero que no fuera un libro de poesía erótica. En la poesía homosexual no todo es sexo, aquí abarcamos todos los aspectos de la vida humana. Intentamos buscar la homoafectividad del sujeto o ente, no del autor. El yo poético y el tú destinatario como un sistema metafórico monoafectivo. Buscábamos temas inéditos. En la antología se encuentran autores como Abilio Estévez, Alina Galeano, Antón Arrufat, Virilio López Lemus, Norge Espinosa, hay dos matanceros incluidos, Alfredo Zaldívar y Mabel Cuesta.
Severo Sarduy dijo en algún momento que él al salir de Cuba había logrado visualizar y entender mejor a Cuba. Usted dijo en algún momento que los poetas cubanos también se autoafirmaban a través de su poesía. 


¿En su poesía queda esa huella de hacer su marca y definir de dónde proviene? ¿Al alejarse ha visto a Cuba de otra manera?
Eso que dice Sarduy, realmente ya el propio Carpentier lo había dicho. El negrismo habría que estudiarlo por Lidia Cabrera que se encuentra fuera de Cuba. Es algo viejo, que viene de las Vanguardias. Carpentier lo hizo con el Reino de este mundo, cuando empieza a ver a América desde Europa. La posición física de uno, a veces puede ser irrelevante en un sentido de identidad, pero si puede ser relevante en cuanto se ve lo que no tienes con otros ojos, de repensarlo. A veces el discurso nacional puede ser muy monologante, estamos leyendo las mismas críticas, los mismos textos, los mismos autores. Es bueno ver como los otros te ven a ti. Carpentier descubre lo real maravilloso en Paris. En Rayuela, estamos en Paris también. Lo que desde el extranjero vemos como lo nacional es muy importante con estos nuevos discursos y temas, que quizás tengas una mayor distancia, pero con una mayor objetividad lo que tú tenías o todavía tienes.
Sarduy al salir de Cuba dijo una frase muy inteligente: “Desde Paris, yo nunca he salido de Cuba”.

Halloween sí, Halloween no...

La celebración de Halloween en Cuba el pasado 31 de octubre evidenció, nuevamente, las tensiones y ambigüedades en una realidad cambiante como la cubana. Mientras en algunos espacios estatales se prohibieron actividades relativas a esta tradición de origen celta –en algunos casos se cancelaron minutos antes del inicio previsto–, los emergentes bares privados y lugares alternativos acogieron a un público ansioso de festejar.

Contrario a lo sucedido el año pasado, en esta ocasión algunos centros nocturnos estatales se negaron a abrir las puertas a los entusiastas de esta festividad, incluso aunque desde tiempo antes vinieran promocionando el evento. Tal fue el caso de la discoteca “Galaxia”, gestionada por particulares pero de propiedad estatal, en la ciudad de Matanzas.

“Nos enteramos que se prohibieron las fiestas en La Habana y en Varadero,  por eso llamamos a muchos lugares en la provincia y nos dijeron que a nivel nacional el Halloween no estaba autorizado”, explica Yohervis Rodríguez Martínez, director artístico del lugar.

SMS enviados a las discotecas matanceras La Salsa, una hora antes de abrir y a la Galaxia.
Al igual que la “Galaxia”, otros espacios de recreación se sumaron a la cancelación de este evento. En el caso del salón “La Salsa”, también en la Atenas de Cuba, le avisaron vía SMS al público que no llevaran disfraces ese sábado, tan solo una hora antes de que la instalación abriera. Al indagar vía telefónica por el motivo, respondieron que “de eso no se habla”. Sin embargo, el jueves 29, en la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos se celebró por todo lo alto la fiesta de Halloween.


Fiesta Halloween en Universidad de Matanzas.

Desde hace años, la carrera de Lengua Inglesa de este centro de estudios superiores organiza “la noche de brujas”, con el objetivo de potenciar habilidades en sus estudiantes. Además de interpretar números musicales en la lengua de Shakespeare y promover la cultura anglosajona, premian los disfraces más creativos.

Fiesta Halloween en Universidad de Matanzas.
Por el contrario, la Universidad de La Habana (UH) se quedó con los deseos y muchos de sus estudiantes debieron celebrar en costosos bares privados. Al decir de Juan Carlos Imbert, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria en la UH, “el Consejo de la FEU decidió no apoyar la actividad porque no representa las tradiciones cubanas y porque no constituía un reclamo mayoritario del estudiantado”.

Igual postura mantuvieron los centros nocturnos estatales de la capital, quienes cerraron las puertas al público que acudió disfrazado. “Si hubiese ido al Atril (discoteca adjunta al teatro Karl Marx), me hubiese pasado como a mis amigos que no los dejaron entrar. Luego fueron a Don Cangrejo, cerca de allí, y les sucedió lo mismo. Muchas más personas pasaron por esa situación”, relata Adanys José Fleite Alonso, joven investigador del Centro de Inmunología Molecular.

Fiesta Halloween en Hogo’s bar. Foto María Montenegro.
“El sábado decidí ir al Hogo´s, un bar particular que queda en el municipio Playa. Me sorprendió lo concurrido del lugar, que no suele llenarse, y con certeza fue a causa de la cantidad de centros que le negaron la entrada a la gente por estar disfrazada”, agrega Fleite Alonso.

En esta misma zona capitalina, “La Romana” también organizó su fiesta. La bailarina de la compañía Havana Queens, Aylin Pérez Hernández, cuenta que aquí se desarrollaron performances alusivos a la temática y que consiguió gran aceptación en el público. Además de ofertas culturales, otro recurso empleado para atraer público a estos lugares resultó ofrecer tragos gratis a aquellos que asistieran disfrazados.

Halloween en el King Bar-Restaurante en La Habana. Foto de su página en Facebook.
 Aunque el ambiente Halloween se percibió en las zonas con mayores recursos de la ciudad, como el Vedado o Playa, en territorios periféricos como el Cotorro también existieron tentativas exitosas. En el Centro del poblado hubo un gran evento donde la mayoría de la gente acudió con máscaras y vestuario alusivo a la fecha, se tiraron fotos y las subieron a la red social Facebook para compartirlas con sus amistades en otros países, afirma Dairon Iván Miranda Quintero, estudiante universitario de La Habana quien vive en esta zona de la capital.

“Particularmente, yo celebré en casa de una amiga en Miramar. Sabíamos que los elementos decorativos eran muy costosos, pero como nuestro deseo era disfrutar el ambiente de fantasía de Halloween, buscamos la alternativa de solo disfrazarnos”, comenta Miranda Quintero. Sobre la intención institucional de limitar la propagación de la tradición foránea en Cuba, el joven no duda en calificarla de “retrógrada e inoperante, porque aunque lo prohíban, la gente buscará la manera de evadir esos muros, como ocurrió en este caso”.

Halloween en el King Bar-Restaurante en La Habana. Foto de su página en Facebook.
Como en La Habana, otros en Matanzas se quedaron “con la ropa puesta”. Tal fue el caso de Dayani Ramos García, estilista privada, quien ante la suspensión de las actividades en los centros que tenía programado ir, se quedó en casa vestida como La Catrina, el popular símbolo mexicano asociado con la muerte. Pero ello no le impidió tomarse las fotografías que al día siguiente subiría a Facebook.

Dayani Ramos García, se quedó en casa disfrazada de Catrina, al suspender Halloween.
Los gestores culturales son conscientes del malestar que provocó esta acción entre el público. Yohervis Rodríguez Martínez, el director artístico de la “Galaxia”, reconoce que “no solo es la parte económica, sino la connotación que posee que suspendas con menos de 24 horas de antelación un evento que venías promocionando. El sábado prácticamente se nos quema el teléfono de la gente averiguando el por qué de la cancelación, y lo peor es que no pudimos dar respuesta porque no la teníamos”.

En el sector turístico también se reportaron pérdidas cuantiosas, puesto que varios hoteles habían invertido una fuerte suma en la decoración y vestuario para el evento. Como también a estos lugares llegó la prohibición, no pudo recuperarse el dinero gastado. Ante decisiones de este tipo, tomadas por unos cuantos por encima de la demanda de muchos, cabe cuestionarse quién se responsabiliza por el perjuicio económico y el malestar del público. Ya algunos se preguntan desde ahora: “¿Y el año que viene, Halloween sí o Halloween no? (Por: René Camilo García Rivera y Lis García Arango. Publicado en OnCuba)

Flash en la ciudad de las historias que se bifurcan

Análisis del cortometraje primero de Tres veces dos

La realidad atrapada en un universo de ficciones, La Habana como una suerte de escenario intemporal, una mujer que se camufla entre las ruinas… verdades de otros mundos que solo revela una cámara antigua y sabia ante la cual se descubren los fantasmas. Una ciudad  a la que no abandonan sus muertos…
Son estas algunas de las impresiones primeras que produce en nosotros Flash, el primer cuento de Tres veces dos, un largometraje que vio la luz en el año 2003, el cual se encuentra conformado por tres historias.
Sin embargo detendremos la mirada en esta primera historia para desandar sus senderos invisibles y reconstruir esos universos ocultos que penden siempre de la obra de arte.
El cortometraje, realizado por Pável Giroud, nos invita a extender sobre él una mirada reflexiva que vaya desarticulando pieza por pieza una obra audiovisual realizada con muy bajo presupuesto, pero que logra un ambiente de suspense sumamente apreciado por quienes fuimos su público en alguna oscura sala de proyecciones.
Obsesiones, persecuciones, búsquedas de un sujeto fantasmagórico y de una irrealidad que nos trasciende, son algunos de los elementos que marcan los descensos y evoluciones de la trama. Flash nos invita a extender sobre él nuestra mirada escrutadora.


Memorias del subsuelo audiovisual
En cuanto al modo de concebir la obra podemos expresar que según Pável Giroud, realizador del cortometraje Flash: “… el cine es demasiado rico para que la cámara o el sonido sean simplemente elementos graficadores de parlamentos y diálogos. Yo estoy por la manera más minimalista, que cada plano tenga valor real y no sea mero adorno, pero, a la vez, que no sea tan elemental como graficar la vida.”   Con estas palabras encontramos algunos indicios sobre el modo en que se construye a través del relato, la intencionalidad.
Este realizador considera además: “En mi caso, necesito saberme la película de memoria, dramáticamente y, por ende, visualizarla en función de ello. La dibujo plano a plano, aunque esto termine siendo una guía para luego improvisar y divertirme; es como jazzear sobre una armonía que dominas”.
Al referirnos a los elementos que mediaron en la producción podemos mencionar que por vez primera, el ICAIC abrió su estructura de producción para un proyecto de bajísimo presupuesto donde, y esto es lo fundamental, cada uno de los realizadores disfrutó de la libertad de ejecutar de modo independiente su película, aseveró Víctor Fowler Calzada en su artículo de opinión Tres veces dos .
Lo anterior, un cambio radical en las estructuras productivas de la institución, fue consecuencia de las demandas hechas por los cineastas jóvenes que, en febrero de 2003, celebraron en el ICAIC la II Muestra Nacional de Nuevos Realizadores.
La obra fue realizada por un equipo de jóvenes –que hicieron su trabajo en diálogo permanente con un grupo asesor designado por el ICAIC (Fernando Pérez y Senel Paz). Sin embargo, el peso mayor de la realización recayó en un grupo de guionistas, realizadores, editores y actores muy jóvenes. Este fue el caso del fotógrafo, Luis Najmías Jr.
 La producción estuvo marcada por el uso de cámaras mucho más baratas, manuables y ligeras que las necesarias para filmar en 35 mm; edición en sistemas no–lineales que permiten –con la adecuada dotación– realizar una parte importante del trabajo en la casa misma del editor. 
Al decir del realizador Pável Giroud: “Flash, mi corto de Tres veces dos, estaba detenido en el ICAIC, era un proyecto aprobado pero no había manera de hacerlo... No era un trabajo de un chiquillo con talento, que se iba de foco, o tal vez sonaba mal, pero bueno…el típico trabajo independiente como el que hacía yo antes de esto. Y me preguntaron si con esas variables de producción que yo había usado, se podía hacer Tres veces dos. Les dije que estaba convencido que sí, cinco o diez gentes involucradas en un proyecto haciendo tres o cuatro cosas a la vez cada uno. Lo que necesitábamos era el dinero. Era risible cuando les presentamos el presupuesto. Decidieron hacer Flash, y si funcionaba el mecanismo, se hacían Luz roja y Lila. Así fue.”
Sin embargo, en la obra de este realizador están presentes también las influencias de su formación. En cierta ocasión expresó además: “Mi corto tiene más que ver con mi formación plástica, que con la tecnología”.
Sobre los problemas de financiación aseveró que solo emplearon un trípode de madera porque era el único libre en el ICAIC, una camarita que era de 3ccd, pero que no era ni siquiera DVCAM, era MiniDV, sin óptica intercambiable.
Por ejemplo, la exposición que se desarrolla en la película iba a hacerse con unas fotos gigantes, pero tuvieron que sustituirse por proyecciones ya que no había dinero.
Al referir el modo en que se organizó la estructura de trabajo Giroud, alegó: “Yo creo que aunque no hubiera estudiado diseño, haría siempre el storyboard, porque yo necesito saber los planos que no me pueden faltar. Tienes una idea de cómo te funcionan y al fotógrafo lo ayuda mucho.”
La obra está marcada, según sus realizadores, por elementos del video clip y la publicidad en cuanto a su necesario nivel de síntesis y dinamismo.
 

Anatomías del iceberg audiovisualEste corto se vale del recurso de la historia programada, es decir de forma externa se vislumbra una cierta coherencia o carácter regulado de la obra, y por otro lado ocurren acontecimientos totalmente marcados por el azar, que a través de la constante contingencia, nos atraen hacia la obra.
Es el efecto de atrapar al espectador con revelaciones, suspense, falsas pistas, la omisión de ciertos datos empleados como gancho y que son revelados solo al final. Esos “frenos”  necesarios de la obra, así como la concatenación de distinta etapas conforman el esqueleto narrativo de la obra.
Es un programa ya que la información no se ofrece de golpe sino de forma comedida, para contribuir cada vez en mayor medida a la resolución del conflicto presentado. Es un antiprograma porque opone ciertos obstáculos a la meta a través de la intriga de predestinación.
En su línea narrativa básica se encuentran los intentos del joven fotógrafo por encontrar a la extraña mujer que ha aparecido en sus fotos. Esta línea argumental tendrá una centralidad en el desarrollo de toda la obra. Podemos distinguir su inicio cuando el joven descubre la presencia de una mujer que siempre sale desenfocada en las fotos que realiza con la nueva cámara que le han regalado; el desarrollo está marcado por la búsqueda constante de la mujer fantasmagórica (por otro lado está preparando su exposición) y el final  ocurre a partir del momento en el cual descubre que aquella mujer, era una modelo que había muerto en el incendio de la tienda “El encanto” y la encuentra finalmente pero ya convertido en un ser espectral.
En cuanto a la estructura podemos mencionar que el punto de arranque es de por sí un dato anunciador, cuya significado  entenderemos solo al final. Se trata de una frase de la novela Memorias del subdesarrollo que da inicio al audiovisual: “Desde que se quemó El Encanto La Habana parece una capital de provincia”. A partir de ese punto se nos presenta a Arturo, un amigo de César que parte para una beca  en el extranjero, pero antes le regala su cámara fotográfica y rompe la foto de una extraña mujer, foto que César recoge y se lleva. Luego este último descubrirá que todas las fotos atrapadas por la cámara muestran a un extraño personaje que obsesionaba a su amigo.
La línea argumental principal comienza cuando César inicia la búsqueda de la mujer, tras haber sido conminado por su agente a que indagara en la identidad del personaje-incógnita. En el desarrollo César sale en busca de respuestas, es arrollado por su agente quien cree ver a la joven de las fotos. Finalmente el César espíritu se encuentra con la mujer-espectro.
Entre las líneas secundarias encontramos por ejemplo, la lucha de la agente por encontrar un lugar para la exposición de César; en oposición, César solo dedica sus esfuerzos a buscar a la mujer. Esta acción concluye cuando finalmente se inaugura la exposición.
En cuanto a su estructura podemos decir que en el punto de arranque, César recibe de de manos de su amigo Arturo, el regalo de la cámara que fuera de su abuelo.   En la exposición encontramos que la agente de César le informa que ya tiene el local para su exposición de fotos.   Y aparece un punto de giro cuando la agente elogia la presencia de una mujer en sus fotos a exponer.   En el desarrollo la agente lucha por la realización de la exposición mientras que en el pre- clímax, ella informa que  es inminente lo de la exposición y que asistirá un expositor cubano con residencia en New York. Ya en el clímax se realiza la exposición fotográfica y esta línea tiene como desenlace  que la agente le presenta al expositor de New York, un cubano radicado en Estados Unidos, el cual informa al fotógrafo quién es la mujer que aparece en sus fotos.   
Otra acción ocurre cuando César sale corriendo a buscar  a la mujer. El punto de arranque aparece cuando César se entera de quién es el extraño personaje, y va a su encuentro; por otro lado,  la agente quiere impedir que se vaya. Esta toma su carro para perseguirlo, lo cual se convierte en punto de giro. En el pre-clímax la agente se asusta y trata de frenar el carro al ver ante él a la mujer que César quiere encontrar. Sin embargo, ya en el clímax de la obra descubre que no fue a la mujer sino a César a quien ha matado con su carro.  Finalmente César se encuentra con el espíritu de la mujer.
 

Narrar es un placer 
En la obra predomina la mirada subjetiva ya que entendemos y percibimos el espacio narrativo y los acontecimientos que lo signan, a través de lo que ve, escucha, siente y percibe el personaje. De él se deriva la sensibilidad proyectada.
El montaje que se realiza es según la convención de tiempo y espacio, un montaje cronológico, donde un acontecimiento sigue al otro naturalmente. Por otra parte, podemos mencionar que aparece un narrador heterodiegético, el cual narra la historia desde afuera.
En cuanto a los códigos temporales y espaciales debemos alegar que el orden es lineal ya que el punto de llegada es distinto al punto de partida.
Por otra parte, se establece una relación entre duración real y duración aparente expresada a través de la elipsis, es decir, un periodo espacio- temporal que ha sido dejado fuera de la narración por considerar que no aporta nada a la historia y para crear una relación de complicidad, suspenso entre el realizador y el espectador.
El espacio es articulado fundamentalmente a través del montaje interplano, que puede ser de continuidad espacial o de discontinuidad espacial, cuando el segundo plano muestra un espacio distinto al visualizado en el plano anterior, pero claramente próximo en términos diegéticos.
 

 Ventanas sobre el iceberg

Algunos críticos aseveran que la obra se encuentra influenciada por el filme Vértigo y en especial  por el modo de concebir la estructura casi perfecta, cerrada de la obra.  Sin embargo, considero que no se trata de una influencia que limite sus capacidades creativas para recrear y transmitir una irrealidad que se alimenta de la vida.
 Flash logra ejercer una suerte de atracción constante sobre su público, dado sobre todo por su poder de síntesis y de manejar el suspense.
 El conflicto tiene una resolución inesperada y fatídica que trasciende los planos de la realidad, pero que no trunca el rejuego necesario con la verosimilitud.
Cada línea argumental logra un desarrollo coherente, y sobre todo, no se dejan cabos sueltos en sus desenlaces, aún cuando estos responden más al universo de lo onírico-espectral y por tanto cobran las licencias necesarias.
Con un dinamismo que nos recuerda las bondades del video clip, este grupo de realizadores nos regala una obra marcada por cierto tono confesional y escrutador con el que reencontrar el viejo fantasma de una ciudad que se confunde con sus ruinas y como centinela, perpetúa su peregrinaje a través del Flash. (Por: Yailín Alicia Chacón, Lis García Arango, Ariel Aymé Gómez, Lisandra Peña Palenzuela y Esmeralda Cardoso)


SITUACIONALIDAD
 

Ficha técnica general del largometraje Tres veces dos

Dirección: Pavel Giroud, Léster Hamlet y Esteban Insausti.
País: Cuba.
Año: 2003.
Duración: 84 min.
Género: Drama.
Interpretación: Verónica López, Susana Tejera, Félix Adrián González, Martha del Río, Olivia Manrufo, Caleb Casas, Zulema Clares, Alexis Díaz de Villegas, Elvira Cervera.
Guión: Pavel Giroud, Alejandro Brugés, Lester Hamlet, Xenia Rivery y Esteban Insausti.
Producción: Alberto Ciokler y Luis Lago.
Música: Pavel Giroud, Edesio Alejandro y X Alfonso.
Fotografía: Luis Najmías y Alejandro Pérez.
Montaje: Léster Hamlet, David Rodríguez y Angélica Salvador.
Dirección artística: Pavel Giroud, Vivan del Valle y Nanette García.[1]

SINOPSIS: Formada por tres historias. Historia I “Flash”: Un joven fotógrafo se estremece ante extrañas apariciones en su obra impresa mientras prepara la exposición que dará el impulso definitivo a su carrera. Historia II “Lila”: El enterarse del próximo regreso de aquel que fuera su amor de juventud, Lila es presa de sus recuerdos. Historia III “Luz roja”: Dos personajes solitarios suplen la inexistencia de amor con ensoñaciones sexuales hasta que la casualidad los junta en la luz roja de un semáforo.


Ficha específica del cortometraje a analizar:

Primer Cuento: Flash
Año de producción: 2003

Duración en minutos: 27 min

Producción: Alberto Ciokler y Luis Lago.

Dirección de arte: Pável Giroud

Director: Pável Giroud
Guión: Pável Giroud
Montaje: Léster Hamlet

Fotografía: Luis Najmías Jr.
Música: Pavel Giroud
Reparto: Georbis Martínez, Verónica López, Susana Tejera.


Sinopsis: Un joven fotógrafo se estremece ante extrañas apariciones en su obra impresa mientras prepara la exposición que dará el impulso definitivo a su carrera.

Conociendo al director y guionista Pável Giroud…

Graduado del Instituto Superior de Diseño, Giroud ha cursado estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños y otros centros de enseñanza artística.

Sus trabajos han sido mostrados en Festivales Nacionales e Internacionales, obteniendo en muchos de estos importantes premios, incluido el Zenith de plata a Mejor Opera Prima, en el 28 Festival des film du monde, en Montreal por el film Tres veces dos. La Edad de la peseta, ha sido seleccionada para la sección Discovery del Festival de Cine de Toronto.

Como guionista, se alzó con el premio coral en la categoría de Mejor Guión Inédito en el XXVII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (Habana, 2005) con su proyecto cinematográfico Omertá y por su guión Emporio Habana obtuvo la Beca Fundación Carolina (España 2002) para Desarrollo de Proyectos Iberoamericanos.
En calidad de Director de Arte y Creador Gráfico ha colaborado en varios filmes y obras teatrales. Se ha desempeñado como operador de Cámara y Editor en Cortos de Ficción, Documentales y videoclips.


Premios otorgados a Tres veces dos:

Premio FIPRECI, III Muestra Nacional de Nuevos Realizadores, 2004.
Premio de la Escuela Internacional de cine, III Muestra Nacional de Nuevos Realizadores. 2004.

Mejor Ficción, III Muestra Nacional de Nuevos Realizadores, 2004.
Zenit de Plata a la Mejor Opera Prima. 28 Festival des film du monde. Montreal, 2004.

Premio al Mejor Filme extranjero de ficción. VII Festival Ícaro, de Cine y Video Centroamericano, 2004.

Premio del Círculo de Periodistas de la Cultura. XXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, 2004.

Premio El Mégano de la Asociación Nacional de Cine clubs. XXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, 2004.

Seleccionado entre los 10 filmes más significativos exhibidos en Cuba durante el año 2004. Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica.

Premio Mejor Película Extranjera. Festival Internacional Iberoamericano de Cine de Guatemala. 2004.

Premios Caracol a la Mejor Banda Sonora, Mejor Edición, Mejor Fotografía y Mejor Dirección de Arte. Unión de Escritores y Artistas de Cuba. La Habana, 2004.

Mención especial, otorgada por la Asociación Cubana de la Prensa (ACPC). Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara. Cuba, 2005.

Mejor Edición. Festival Nacional Cine Plaza, 2001.

Mejor Banda Sonora. Festival Nacional Cine Plaza, 2001.

Mejor Diseño de Banda Sonora. Festival El Almacén de la Imagen, 2001.
Premio Vitral a la Mejor Fotografía. Encuentro Nacional de Video, 2001.


 

El dolor de los pies desnudos

Pies desnudos y zapatillas de Anette Delgado durante una práctica de ballet. FOTO: Tomada de CubaAhora.
Termina. El acto ha acabado. Ella está ahí. Todos la miran. El telón comienza a bajar. Todos la siguen mirando. Los aplausos estallan en la sala. Te levantas y comienzas a aplaudir. Ahora esperas su retiré, antes de que el telón roce el suelo.

Tú no has dejado de mirarla. Piensas en la niña que soñaba con ser bailarina, en los intentos frustrados de hacer el split, en tu escasa elasticidad, en tu torpeza, en los regaños de la profesora, en los deseos de tus padres de que te inclinaras por alguna manifestación artística, en tu ineptitud para complacerlos.

El teatro queda en penumbras. Las sillas vacías. Y sigues de pie. Imaginándote su silueta, sus echappés y jetés en un escenario vacío. Te percatas que los otros se han ido. No hay nadie.

Corres antes que cierren el teatro. Descorres las cortinas. Llegas al camerino. Ella se ha ido. Tú también te vas. Te desvelas. Sueñas con Anette Delgado. Luego, al otro día, recibes la llamada de un colega para ir a entrevistarla. No lo crees. Llegas casi al finalizar una práctica en la sede del Ballet Nacional de Cuba. Nuevamente la persigues.

Estás ahí. A solo unos metros Anette se mece en el aire. Flota y desliza la punta de los pies sobre las tablas. Su partenaire, Dani Hernández, la sostiene, la levanta y al caer se tuerce un tobillo. Pero ella no abandona el ensayo de La Magia de la Danza.

Continúa con sus fouettes. Sudorosa. Sin el tutú, sin maquillaje. Se desabrocha las zapatillas. Se seca el sudor. Hoy no hay telones ni aplausos. La tienes delante y un mutismo te invade. Ahora solo le observas sus adoloridos pies desnudos.

I need words

Estoy tan cansada de la palabra CRISIS. Crisis económica, crisis global, crisis de valores, crisis social, crisis política, crisis existencial y +++++ CRISISSSSSSSS. Creo que de tantas crisis, también me he contagiado, al punto de yo estar en crisis. Hace tiempo no escribo. Pienso que mis letras se han sumado a la crisis de las palabras.

Vivo de escribir y si no escribo no vivo. Mi garganta se aprieta cuando las palabras se atoran y no salen. Presiento que golpean dentro de mi pecho y que intentan atravesar mi piel para salir por los poros. Pero siguen adentro. Algunas deben dormitar en alguna cavidad de mi interior. Otras deben haber perdido el camino. Solo sé que mis papeles en blanco necesitan que crezcan letras y que se rieguen las ideas inconclusas y difusas en su superficie.

Ya mis dedos se han cansado de descansar sobre un teclado y no teclear. El word despierta vacío cada mañana con sed de caracteres. El lápiz y el bolígrafo extrañan el calor de mis manos. Pido a gritos poder volver a escribir. Sentir esos deseos de plasmar sentimientos, vivencias, historias en un trozo de cuartilla. De esbozar esos trazos horribles de caligrafía que garabateaba a gran velocidad mientras escribía.

Quiero despertarme en la madrugada y sentarme a escribir. Quiero amanecer escribiendo hasta que me duelan las manos y me salgan callos. Quiero que en las noches me alcance el sueño escribiendo. No me importa si escribo banalidades, cosas superfluas, sin sentido, intrascendentes. Tampoco si hago el ridículo y nadie me lee o a nadie le importe o le guste lo que escribo. Solo quiero volver a ESCRIBIR. Tan sencillo como eso.

Sonriendo un miércoles con un libro de Manuel

Un libro testimonial acerca del destacado caricaturista matancero Manuel Hernández Valdés se presentó en el espacio Miércoles de Sonrisas. Humor en la cultura cubana, realizado mensualmente en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, de La Habana, con la conducción de la escritora Laidi Fernández de Juan.

Manuel=Manuel (Ediciones Matanzas, 2014), como se titula el volumen, fue preparado por la joven periodista matancera Lis García Arango, quien comentó que desde trató de “actuar como facilitadora para que se produjera un gran diálogo acerca de la vida y obra de este artista tan agudo y tan cubano”.

Reúne cerca cuarenta testimoniantes, entre ellos el propio Manuel, su familia y vecinos, caricaturistas: Padrón, Ares, Adán, Jape, Laz, Ajubel, Pitín…; artistas de la Plástica: Nelson Domínguez, Ever Fonseca, Agustín Drake…; escritores críticos de arte periodistas: Carilda Oliver Labra, Adelaida de Juan, Leonardo Padura, Jaime Sarusky, Enrique Núñez Rodríguez, Alejandro Alonso…

 “Junto a la voz de Manuel van apareciendo todas las otras, cada una con sus matices específicos, con valoraciones, con anécdotas o simples chistes, con experiencias diversas que van conformando poco a poco, van dándole texturas a ese creador tan peculiar que se evoca para homenajearlo, para recordarlo y para comprender aún más su quehacer”, comentó la autora.

El libro incluye además una amplia sección de “Testimonio gráfico”, donde se recogen fotografías de diversas etapas de su vida, caricaturas (muchas de ellas utilizando como soporte la cerámica) e imágenes de algunas de las numerosas publicaciones periódicas con las cuales ha colaborado.

Dedicada por completo a la figura de Manuel, esta edición del espacio Miércoles de Sonrisas correspondiente al mes de septiembre incluyó además la lectura de un artículo que enviara el también destacado humorista cubano Jorge Alberto Piñero, Jape, y los comentarios del realizador audiovisual Amaury Ramírez Malberti sobre un corto de animación que parte de la obra del caricatura homenajeado.

En su mensaje, Jape destacó la capacidad de Manuel para “mostrar el tema, comentarlo como nosotros quisiéramos haberlo comentado y plasmarlo en un dibujo de una manera no hiriente, con gracia, con gran vigencia, tocando puntos cardinales de la vida cotidiana del cubano de la época”.

Ramírez Malberti dijo que el trabajo que realizará a partir de la obra de Manuel forma parte de un proyecto de cortos de animación,  ya aprobado por el ICAIC, y que toma como basamento el quehacer de significativos artistas del humor gráfico cubano de las décadas de los ochenta y noventa.

Por su parte, Laidi Fernández de Juan estimó que Manuel es “paradigma del humor gráfico y se halla entre los cien mejores caricaturistas del siglo XX”, luego de una carrera intensa en la que ha sido protagonista de publicaciones emblemáticas del humor cubano como El Sable, La chicharra y el DDT.

Una carrera que le ha hecho merecer el Gran Premio Esopo de Oro, de Bulgaria, la Medalla Pablo Picasso, de la Unesco, el Premio Nacional del Humor y el Premio Nacional de Periodismo, entre otros importantes reconocimientos.

Fernández de Juan resaltó el talento innato de este artista, y estimó que su distinción como creador está dada “en su combinatoria entre un gran dibujo y un chiste extraordinario de actualidad, cubano, y de gran proyección internacional”.

Miércoles de sonrisas es un espacio fundado desde hace cuatro años en Centro Cultural Dulce María Loynaz, “dedicado a rendir tributo a todos aquellos que han cultivado e impulsado el buen humor en la cultura cubana”, según afirma su conductora. (Por: Norge Céspedes a quien le estaré eternamente agradecida)(Publicado originalmente en la Revista Cubana de Arte y Literatura: Mar Desnudo)

Átate una trenza

 Cuando te sientas triste,
átate una trenza.
Enreda los motivos
en las puntas de tu pelo
y comienza a tejer,
nudo a nudo,
la libertad.

Hace exactamente un año atrás, un amigo me regaló este poema, en Mamantuabo (Esmeralda, Camagüey). Me hacía una trenza mientras él lo escribía. Una trenza que esclavizaba mi cabello. Lo ataba sin contemplaciones. Lo estiraba. Lo torcía. Lo enredaba en tres divisiones. Al peinarlo dejaba en cada nudo mis tristezas, mis aflicciones, mis miedos y mis angustias.
Luego la trenza galopaba en mi espalda. Se movía de un lado a otro. Guiaba mis pasos. Era feliz. Cuando se deshacía, mis dedos comenzaban a tejerla nuevamente. Volvían a atarme una. Quizás tejían mi libertad. Y como yo amo tanto la libertad mantenía mi cabello aprisionado. Desde entonces mi trenza me acompaña para no dejarla escapar.