No puede
concebirse tomar té en la ciudad de Matanzas, sin hacer una parada para
saborear la exquisita infusión de la Casa-cafetería
de Ana Lis Vega de la
Victoria. Ella es descendiente de cantoneses y siempre tuvo
el sueño de rescatar el legado de sus ancestros. Por ello, cuando se le
presentó la posibilidad con la apertura del cuentapropismo, y sin dudarlo, se
entregó a la aventura de crear un espacio para difundir la cultura asiática.
Ana Lis, vestida
con una blusa roja de satín, con zapatos de igual color y saya negra, espera
detrás de un pequeño mostrador la llegada del próximo cliente. Mientras, asegura
que desde solicitar su licencia en Alimentos Ligeros, el año pasado, le encanta
su nuevo trabajo, a pesar de haber estudiado técnico medio en Bibliotecología.
Así, como por
azar, la abordamos porque nos sorprendió el exquisito gusto en la ambientación
del local. Faroles de papel y rubricados con su correspondiente significado en
español se ubican en diferentes lugares del hogar, así como todo un compendio
de artefactos que representan y simbolizan las tradiciones de ese país
oriental. Ella indica que primero se documentó y estudió antes de adornar cada
rincón, de ahí que todo tenga un fundamento.
Aunque, sin
dudas, lo que más resalta a la vista es la presencia de un buda, al cual, según
nos contó, si le frotas la barriguita tres veces, te concede un deseo. También,
nos sorprendió que muchos de los elementos decorativos fueran regalo de clientes,
y otros confeccionados por ella. “El arte de las manualidades, se hereda y eso
creo que me lo trasmitieron mis familiares”, confiesa.
En esta Casa matancera
del Té se ofertan 15 modalidades, pero la especialidad es el de Primavera (Té
verde con miel, néctar de pera, manzana y trocitos de pera, acompañados de una
golosina). En ocasiones se vende cóctel de frutas y caldo de vegetales.
Anita rememora orgullosa
la visita del presidente de las Artes
Marciales de Japón junto a una delegación de 12 personas, quienes les
comentaron que de los sitios visitados en Cuba donde expenden té, el de mejor
decorado era el suyo.
Cada lunes
comienza una jornada que no culmina hasta el viernes. Cada mañana se abren las
puertas de un establecimiento al que acuden especialmente jóvenes
universitarios y del sector cultural en la provincia. Su dueña, afirma que
hasta allí han llegado extranjeros, sobre todo estudiantes de Alemania,
Inglaterra, Paraguay, México, Dinamarca, Mongolia y Viet Nam, entre otros
países.
“A mis clientes
fijos los considero mis amigos, ellos me levantan el ánimo cuando me elogian el
té. Aquí me siento “importantica”, responsable y estimulada, además, me siento
mejor remunerada”, asevera.
A lo lejos se
escucha un instrumental de música china y el pito de la tetera anuncia que ya
el té se encuentra listo para servir.
“Estoy segura de
que a todo el mundo le gusta mi té, porque me elogian y el que lo prueba una
vez regresa a los días”, nos dice Ana Lis, quien se despide de nosotras con la
certeza de que volveremos pronto.
Lis García Arango
y Yairis Hernández
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