El teatro se hace camino al andar.
Y para su andar Matanzas le prestó sus principales arterias, plazas y
parques a los teatristas. Callejeros se hacen llamar estos hombres que
revivieron a esta ciudad durante la VII Jornada Nacional de Teatro
Callejero.
Este evento, único de su tipo en el país hizo que todos fueran
protagonistas en un mismo escenario: la calle. Se inició con un
pasacalles dirigido por zancudos, estatuas vivientes, payasos, acróbatas
y todo tipo de personajes rocambolescos que inundaron los espacios
públicos a ritmo de conga.
Fue un estimulo la algarabía de los niños , corriendo tras el Abrazador
de sueños, o tras las figuraciones del grupo Gigantería Habana que
interpretaban a animales montados en zancos que caminaban por todo lo
largo y ancho del parque de La Libertad.
Sin embargo, en contraposición a este bullicio, el silencio reinaba a
solo unas cuadras de allí donde se encontraban las estatuas vivientes,
quienes por larga duración de tiempo permanecían inamovibles, solo con
parsimonia y lentitud daban muestras de ligeros movimientos, casi
imperceptibles y con una elasticidad increíble.
Un pelotero, pregoneras; Benny Moré, el bárbaro del ritmo; Celeste
Mendoza, la reina del guaguancó, entre otros personajes inmovilizados
provocaron una aglomeración de transeúntes que se detenían a observar y
fotografiarse con ellos.
También para el público gustoso de las salas de teatro se pudo apreciar
las puestas en escena de reconocidas agrupaciones como El Mirón Cubano,
El ciervo encantado, Teatro D´Sur, Papalote, D´Morón Teatro, El portazo y
El bosque. Se inauguró la exposición titulada: 20 años de El Mirón
Cubano en las calles. Además se ofreció la conferencia magistral, Zancos
de una punta a otra del planeta, a cargo de Roberto Salas y se presentó
el Circo Espectro-Fuerza América y Danza Espiral.
Sin dudas, toda una amalgama de estilos, formas y colores, de
personajes, teatristas y grupos que se unieron para dignificar su razón
ser: el teatro.
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