Señales piden auxilio (+Fotos)

Cierta moda se impone entre los jóvenes: colocar en la pared, como una obra de arte, una señal del tránsito en sus cuartos, e incluso en otras habitaciones de sus casas. El tomarlas de la vía se ha hecho rutinario, porque su originalidad adquiere mayor relevancia.
En seriales televisivos y hasta en la novela Historias de fuego las apreciamos, sin que sus realizadores tuvieran reparo en la multitudinaria tele audiencia ni la fuerza de esos productos comunicativos.
Desde la antigüedad la gente se auxiliaba de las señales en los caminos, pues, por poner un ejemplo, si viajabas en busca de la India podías por una broma de alguien parar en Mongolia. Cuántos no se habrán extraviado por caminos mal señalados. Aunque preferimos imaginarnos que en el medioevo aquellas flechas indicativas con los nombres de los pueblos nadie se las llevara como adornos para sus cuevas o casas.
De ese tiempo a acá las comunicaciones se ramificaron por todo el mundo hasta llegar a lo que hoy conocemos como autopistas, vías rápidas, calles de doble sentido de circulación, terraplenes, callejuelas…
Una simple señal de tránsito brinda información, orienta y saca de apuros a cualquiera, sin embargo, cuando no está, además de subirte la presión arterial, te puede en ocasiones hasta costar la vida.

CONTEO DE PROTECCIÓN
En nuestras calles, quizás por cotidiano, no apreciamos con ojo crítico los pedestales doblados o solitarios, señales golpeadas, otras desaparecidas junto a los pedestales; a veces pintorreteadas, escritas o sirviendo de soporte a jabas de basura. Ese panorama se nos presenta absurdo y real en nuestra sociedad.
Pedro Pablo Pérez Núñez, rotulista, se lamenta cuando aprecia el fruto de su trabajo dañado impunemente: “Las reparo y recupero, a veces las pinto nuevas, como la vez que hice 168 para las vías de las escuelas de Jagüey Grande. No concibo que alguien las deteriore o se las robe, ese no tiene conciencia de lo que significan en la vía para la vida de los usuarios”.
Pero todo no se le puede achacar a la moda de los jóvenes. También a los pedestales de hormigón les sustraen sus nueve metros de cabillas, o las planchas metálicas corren mejor suerte en cercas perimetrales o techos de las viviendas. Lo cierto es que en las vías faltan señales.
“Las señales del tránsito piden auxilio, están en terapia intensiva», sonríe José Luis Benítez, quien en su Lada no pocas veces se ha visto desorientado, en busca de disyuntivas para su viaje.
Para Orlando Rodríguez, conductor de la Agencia de Viaje Amistar Cuba S.A., perteneciente al Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), la ausencia de señales en la vía es común en todo el país, acrecentándose en las carreteras de las provincias en las zonas rurales: “Este fenómeno se evidenció en los años 90, debido al período especial; faltan señales de curva, de regulación de la velocidad, zonas escolares”.
Rodríguez precisó lo contradictorio que es ver como en algunos lugares que deben estar no las hay: “Sin embargo, muchos choferes nos preguntamos por qué se encuentra una señal de pare en el kilómetro 336 de la Autopista Nacional”.
Ese patrimonio social, útil, sumado a su deterioro natural, sufre las consecuencias de los vándalos, que muchas veces parece que disfrutaran de dañarlas sin más goce que verlas viradas, dobladas, en fin, inservibles.

TODOS POR EL BIEN DE TODOS
El Ingeniero Enrique Mitchel Hodelín, especialista en ingeniería del tránsito, es uno de los hombres que más le saben a la viabilidad: “Seguridad, fluidez y comodidad”, esas son las palabras mágicas del tránsito.
“Desde 1960 trabajo en esto, antes las señales duraban más y la gente las respetaban más. En el período especial había pocas señales y pedestales. Primero por la necesidad, porque el que no tenía una tapa de caldero se la llevaba… y después la gente se acostumbró y muchas se las roban.
“Las señales las ponemos y duran poco. Hubo que desechar los postes de aluminio porque no duraban, la gente botaba la señal y se llevaban el poste, sin saber lo necesaria que son las señales.
“Ahora se hacen de tapas de tanques o planchas de refrigeradores. En el Centro provincial de Ingeniería del Tránsito se construyen señales como pedestales de hormigón, múcura (semiesfera de hormigón para el pavimento)…, pero hubo un tiempo que se usó el pedestal de madera, que no dura mucho.
“Los turistas que viajaban hacia Varadero a veces iban a parar a Cárdenas, aunque ya eso se solucionó. Todas las señales son importantes, las de peligro, las de prohibición… Eso te protege la vida al manejar te guía”, explica Mitchel.
Y seguimos a cuestas con lo inverosímil. En el crucero del ferrocarril conocido como Magnolia, antes de llegar al poblado de Unión de Reyes, donde pasa el tren a gran velocidad, se pusieron las señales de ferrocarril sin barreras, las balizas de acercamiento (con una, dos y tres listas) y se puso el pare.
“Se colocaron a alrededor de las cuatro de la tarde por la importancia que reviste, y no amanecieron...”, refiere Mitchel ante lo insólito del hecho. El tren sigue pasando sin señales…
El chofer de ómnibus del turismo Héctor Gómez Sánchez, con 32 años de experiencia, asegura que no existe suficiente señalización en las vías, lo que se observa con mayor incidencia en la zona oriental del país, a partir de Ciego de Ávila: “La falta de señales me provoca molestias e irritación porque en ocasiones me siento desorientado y creo que eso causa descontento al cliente extranjero que puede hasta sentir desconfianza en su chofer”.
El que maneja si sabe de la importancia de las señales. Lo importante es que la gente sepa que cuando se pone una señal no se puede romper, porque cumple una función social y los propios choferes que tienen que cuidarla.
Los inescrupulosos las arrancan, otros le ponen Joseito y Lauren…, las deterioran por gusto, las dañan, sin tener conciencia de que previenen accidentes, protegen la vida de peatones y choferes.
“Las causas están vinculadas con la indisciplina social, la falta de cultura vial entre la población. Somos los mismos cubanos, que antes no hacíamos eso”, se lamenta Mitchel, quien considera que cuando uno maneja cualquier cosa que lo preocupe te hace proclive a participar en un accidente, teniendo en cuenta que entre el 20 y el 30 por ciento de los accidentes ocurren por la falta de señales.

SE AFINCA LA INDISCIPLINA

Las historias son increíbles, como las dos ocasiones en que hubo que señalizar la carretera de Cárdenas a Máximo Gómez, porque la primera vez se robaron todas las señales y fue necesario volver a señalizar 24 kilómetros. Casi todas se las llevaron y en su mayoría eran avisos de curva y prohibido adelantar.
El Ingeniero Freddy García Placeres, especialista en ingeniería del tránsito, pensó que llegaría el momento en que no se asombraría, hasta conocer sobre el caso del poblado de San José de Marcos, en Jagüey Grande, zona que se señalizó en su totalidad, pero ahí si se detuvieron a los infractores y fueron sancionados. Cuando se les preguntó dijeron que era para desorientar a los turistas extranjeros y que tuvieran que parar y preguntar, entonces ese era un buen subterfugio para proponerles cualquier cosa…
Actualmente el costo aproximado de una señal, desde que se fabrica hasta que se coloca, es de 351 pesos. Las señales circulares cuestan 20 CUC y 8 pesos MN; las cuadradas 12 CUC y 6 pesos MN; y las rectangulares 13 CUC y 6 pesos MN:
“Muchos turistas se preguntan cómo los choferes cubanos pueden conducir con tanta falta de señales; yo soy un chofer con vasta experiencia y me conozco la carretera como la palma de mi mano, pero me imagino el trabajo que deben pasar los choferes que comienzan o un turista que renta un carro”, comenta José Antonio Martínez, chofer del MINTUR.
Antes de poner la señal se hacen estudios de congestión de acuerdo al ancho de la vía, para luego marcar el pavimento, colocar las señales horizontales en la vía.
“No es llegar y decir vamos a poner tal velocidad aquí, porque me parece, no, no no,… eso se estudia”, asegura Freddy, al recordar que después de las investigaciones se colocan los semáforos, que hasta ahora no sufren daños intencionales.
“Frente a mi casa, de madrugada, los jóvenes les tiran piedras y le dan fuertes golpes a las señales”, se suma a la polémica Bianca Prado, residente en el municipio Plaza de la Revolución.
El costo de un pedestal de hormigón, fabricado con los recursos que asignan la dirección nacional y el gobierno en la provincia, está sobre los 18 a 20 pesos en MN. Cada pedestal tiene tres metros y lleva nueve metros de cabilla.

¡DE PELICULA!
María Teresa Villa Ramírez, directora del Centro provincial de Ingeniería del Tránsito, sostiene que la señalización de la vía es fundamental para los usuarios ya que de nada valen los esfuerzos que se hagan, pues emplean soluciones alternativas como tapas de tanques o puertas de refrigeradores, que han resuelto un gran problema, de ahí sacan círculos y triángulos, que a veces no sirven para vías de circulación de cien kilómetros por hora, pero en otras sí.
Con impotencia cuenta que en Jagüey Grande, en el 2005, cuando comenzó la Operación Milagro, se colocaron allí 435 señales convencionales de todos los grupos (peligro, precaución, obligación, información…) en entronques derechos e izquierdo, pare, y otras informativas que indican hacia donde coger.
“Esas señales antes de los seis meses notamos la falta de ellas, unas porque las arrancaban y las desaparecían, otras tumbadas en el piso, con golpes de vehículos, otras por indisciplinas sociales, en fin desaparecieron…
“Una intersección en Novoa, antes de llegar a Jagüey Grande, donde hemos puesto la señal de pare más de 15 veces; la hemos puesto y al amanecer se desapareció, parece que se hace intencionalmente.
«Hay una gran indisciplina social con respecto al cuidado de las señales, y que de alguna manera hay que tomar medidas, pues de nada vale los esfuerzos que hagamos, que una señal bien puesta en una vía debe durar alrededor de dos años».
Los especialistas coinciden en que hay poca cultura de su cuidado y no hay conciencia de su importancia, teniendo en cuenta que las señales cumplen un objetivo en la vía. Casi siempre en los accidentes, entre otras causas, no la fundamental, incide la falta de señales.
“En el 2007 se colocaron en Matanzas 1 183 señales, que comparadas con las necesidades de la provincia, es un nivel bajo, insuficiente, aunque trabajamos en función de los recursos que teníamos, que se dificultan sobretodo por los metales”, nos explica María Teresa.
En la provincia en el 2004 la señalización de las vías faltaba o estaban en mal estado más del 80 por ciento; “Nos hemos ido recuperando poco a poco, pero todavía es insuficiente, están muy deterioradas y muchas faltan. Si le sumas la indisciplina... Vamos señalizando las vías, pero al mes te faltan veinte o treinta señales, y hay lugares que se las llevan o las arrancan todas.
Puede darse el caso de que se caiga una señal por dificultades en la mala colocación, porque el pedestal pudiera presentar algún problema de calidad, pero no el conjunto, no todas.
“Los hitos kilométricos de la Vía Blanca se colocaron desde Varadero hasta el límite entre la provincia La Habana y Matanzas, en Bacunayagua, desde el kilómetro 76 hasta el 132 en Varadero, y ya hay algunos que el poste está puesto con sus tornillos y es que le dieron un golpe a la señal y la arrancaron, se notan maltratadas, dobladas”.
Esas señales colocadas el año anterior en su la mayoría fueron señalizaciones alternativas, hechas en la provincia, con metales recuperados, con pintura hecha en Matanzas, pero que resuelve al estar la vía señalizada, con menos o más calidad, se le brinda información al usuario de la vía.
“En Jagüey hemos puesto poco a poco algunas, ya se hizo un levantamiento de todo lo que hay que volver a llevar para esas vías, prácticamente todas las señales”, concluye María Teresa.
Sin dudas, la indisciplina social a hecho mella en nuestras carreteras. Solo entre todos, vecinos, choferes, cualquier persona, protegeremos las señalizaciones en nuestras vías, para que las carreteras cubanas brinden seguridad a los conductores.

(Por: Lis García Arango y Alicia Chacón)






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