La
memoria histórica de la humanidad ha quedado registrada en cientos de
miles de fotografías, que en cada época desde el surgimiento de esta
invención ha llamado la atención de las generaciones humanas en todos
los confines del universo.
Nos
acercamos a un tema que gravita en la mente de los estudiosos de la
fotografía, cuyo debut como arte en la era de la tecnología digital abre
muchas interrogantes, pues siempre se ensalzó su condición de
construir una imagen lo más exacta posible de la realidad, superando a
las más excelsas descripciones verbales o escritas.
Fotografía en la era digital
En
los últimos años el desarrollo desorbitado de las nuevas tecnologías
electrónicas y digitales ha provocado polémicas alrededor del espacio
ganado por la fotografía.
Nadie
puede hoy ignorar que la producción de imágenes fotográficas analógicas
o químicas influyó en una era dominada por la industrialización y los
avances técnico-científicos, cuyo aporte esencial fue su contribución a
alcanzar los objetivos del capitalismo industrial.
Considera
el Profesor Francisco González que toda esta herencia nacida en el
positivismo persiste aún hoy en día en las tecnologías digitales, de
manera que muchos de los usos directamente vinculados al positivismo
perviven para convertir a la imagen postfotográfica en un nuevo
instrumento de poder y control al servicio del cumplimiento de los
objetivos del nuevo capitalismo postindustrial que ha orientado todas
sus estrategias hacia una descarada domesticación de la tecnología. Las
tecnologías digitales están alterando los modos de producción y consumo y
con ello están en condiciones de alterar los mismos propósitos para los
que sirve la imagen.
“El
advenimiento de la fotografía digital y el nuevo orden que impone,
provoca la disolución de esa polaridad y hace desaparecer las divisiones
entre ciencia/arte y objetivo/subjetivo”, según manifiesta el Profesor
González.
Por
su parte Francisco Caja, Profesor Titular de Teoría e Historia de la
fotografía en la Universidad de Barcelona, afirma que: “Los defensores
de la tecnología electrónica y la tecnología digital no pueden ignorar,
sin más, aspectos y cuestiones teóricas sobre el conocimiento y la
representación que tanto la fotografía como el cine vienen planteando y
dilucidando desde hace veinticinco años. Tal y como ha expuesto
Jean-Louis Weisberg “nos movemos de una era de conocimiento a través de
la grabación de imágenes hacia una era de conocimiento a través de la
simulación”.
¿Tecnología vs. Fotografía?
La
humanidad por la propia dialéctica no negará los avances tecnológicos;
sin embargo, cuando pasen los años otras generaciones acudirán a los
archivos en busca de la precisión de los artistas y foto reporteros del
lente de épocas pasadas, quienes detuvieron un gesto, un rostro o un
acontecimiento para la posteridad, con rigor profesional.
El
Profesor Francisco Caja asevera que la fotografía ha envejecido, y con
su envejecimiento ha perdido su ingenuidad, su simplicidad, y con ella,
su fuerza. Sobre la mirada contemplativa que en otro tiempo hacía surgir
la sorpresa del detalle fotográfico, recae la sospecha de consistir en
una técnica para neutralizar una realidad demasiado hostil, una
metafísica de defensa.
El
razonamiento de los investigadores roza la idea de que la tecnología
digital no está emplazando a un cambio radical, y que el conocimiento no
se basará en la experiencia visual personal y directa, sino en la
inducida y conceptualizada emanada de las apariencias de la realidad y
del mundo.
El
peligro radica en que las nuevas tecnologías irrumpen con la
posibilidad de la simulación de lo real, lo que sin dudas dañará la
representación y figuración automáticas que aportaban la fotografía, el
cine, el vídeo y la televisión.
Manosear
una buena foto en la redacción de un diario pasó a la historia. Aquel
olor a químicas ya no volverá, se apagará para siempre en la medida que
el hombre vuele hacia los nuevos conocimientos y convierta en realidad
la ficción.
Rescatar el patrimonio fotográfico
Tendremos
que insistir en que cualquiera que sea el soporte en que se capten las
imágenes fotográficas, sólo deberán ser distorsionadas las que lo
ameriten. Es posible que la tecnología disponga de mecanismos para
detectar con celeridad cuando una instantánea haya sido manipulada.
El
Doctor Lázaro J. Blanco Encinosa, Profesor Titular de Sistemas
informáticos de la Facultad de Contabilidad y Finanzas de la
Universidad de La Habana, comentó que las razones que influyen para que
la información digital se pierda fácilmente son varias: los virus y
programas malignos que pueden borrarlas, el aumento vertiginoso de las
páginas WEBs y la poca capacidad de los servidores (que obliga a
borrarlas después de un tiempo), roturas, fenómenos naturales, entre
otros.
Ramón
Pacheco Salazar, Premio de periodismo Juan Gualberto Gómez, nos expresó
su pesar por la pérdida de cientos de negativos en el periódico Girón,
de la provincia de Matanzas: “La falta de condiciones archivísticas y el
propio desconociendo hicieron que fueran al vertedero cientos de
negativos que recogían la historia de los principales acontecimientos a
largo de cinco décadas”.
Los
soportes digitales, incluida la fotografía, están expuestos a su
pérdida irreparable, si no se toman las medidas necesarias para
salvaguardar los instantes de la realidad captados por el lente, las
nuevas generaciones no conocerán las huellas del devenir hombre y su
historia a través del tiempo.
“Otra
causa muy importante de que se hayan perdido valiosos programas e
informaciones, son los cambios de formato y de soportes. Desde el
lanzamiento en los años 80 de los primeros discos flexibles, hasta las
actuales memorias flash, hemos visto pasar varias generaciones de
soportes digitales de información. Ya nadie puede recordar los discos
flexibles de 8 pulgadas. De hecho millones de jóvenes nunca los vieron.
Tal vez en menos de 20 años, las memorias flash, los DVDs y otros
soportes actuales sean cosa del pasado olvidado. Igualmente puede pasar
con los formatos en que la información se guarda”, expresó el Doctor
Encinosa.
Por
fortuna existen instituciones como La Fototeca de Cuba, fundada en
1986, con el objetivo de conservar, estudiar y promover el patrimonio
fotográfico del país, en sus funciones de archivo, por cuanto guarda una
amplia y valiosa colección de documentos; cumple funciones de museo, ya
que contiene la más amplia y valiosa colección de fotografía cubana
conocida hasta el momento,
En
sus bóvedas se colecciona la memoria iconográfica de más de 150 años de
fotografía cubana, una extensa compilación de libros, documentos y
catálogos de Cuba y de otras naciones.
Juan
Seguí, Máster en Ciencias Informáticas y Profesor de la Universidad de
Matanzas, nos manifestó que era necesario alimentar entre los
profesionales una cultura conservacionista del patrimonio, pues, sostuvo
desaparecen cada día muchas fotografías, las cuales pudieron
custodiarse con las previsiones necesarias.
La
humanidad por la propia dialéctica no negará los avances tecnológicos;
sin embargo, cuando pasen los años otras generaciones acudirán a los
archivos en busca de la precisión de los artistas y foto reporteros del
lente de épocas pasadas, quienes detuvieron un gesto, un rostro o un
acontecimiento para la posteridad, con rigor profesional
Lázaro
J. Blanco Encinosa también explicó que muchas veces, al cambiar el
soporte, y introducirse nuevas computadoras adaptadas para las nuevas
tecnologías, los soportes viejos se tornan ilegibles, por la simple
razón de que no hay dispositivos para leerlos. Y puso el ejemplo de que
ya no hay no hay máquinas capaces de leer disquetes. De tal manera que
por mucha previsión que alguien tenga, siempre existe la posibilidad de
que se pierda información.
No
esperemos mucho en este sentido, pero soñar es como el instante único
en que apretamos el obturador para dejar plasmada una escena
irrepetible.
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